En esta serie de pinturas abstractas intervine el lienzo, eligiendo la forma rectangular como soporte, asociando la familiaridad de la representación con la cama, la puerta y el ataúd; la primera por ser el objeto donde se deposita nuestro inconsciente hasta el más consciente de nuestros deseos y emociones, la segunda como el transitar de nuestra energía y el ataúd como el último lugar en que reposa el ser, para dejar de ser un cuerpo y convertirse en energía infinita.

Tracé las huellas de diferentes cuerpos en el lienzo , las personas podían desplazarse  libremente, el medio a utilizar fue la pintura, dónde a través del estudio de la psicología del color y la cromoterapia ( método curativo del color que sirve como terapia en la influencia de los sentidos ), por medio del color, traté de capturar la energía sensorial que cada cuerpo emitía, el resultado fue captar ese momento, para volverlo perdurable.

Considero que ese momento de “rito” , no volverá a repetirse, pues el andar, en este caso, las huellas no se vuelven a repetir de la misma manera, pues el estado emocional de quién plasma y receptor nunca es el mismo, ni en colores ni en sensaciones.